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21 octubre, 2011

Ensayando con Elton John -Diálogo Imaginario

(CR)
Es 25 de agosto de 1970 y, como todos los martes por la noche, en el club Troubadour en el bulevar de Santa Mónica se presenta un nuevo artista con la ilusión de saltar al estrellato. El club es un salón amplio pero acogedor, pues sus enormes cortinas de terciopelo a ambos lados del escenario y los cómodos sillones alrededor de las mesas dan la sensación de estar en una exclusiva sala de cine.
Mientras esperamos atentos el inicio de la presentación, Doug Weston, dueño del local, un hombre de unos cincuenta años, alto, canoso y con bigote me dice que hace diez años abrió este espacio para aprovechar el boom de la música folk:
“Siempre he tenido buen oído para los jóvenes cantautores. Abrí este sitio para invitarlos a presentarse y darles la oportunidad de que agentes de la industria discográfica los escuchen y juzguen por sí mismos si el chico tiene o no futuro como artista”, explica.
Elton John, 1970
Esta noche el invitado es un joven inglés que cobró sólo quinientos dólares por la semana de actuaciones: una serie de seis conciertos que le darían a su carrera el impulso que ni él mismo imaginó. El lugar está atestado de críticos, programadores de conciertos y responsables de las emisoras de radio, todos esperando ver a la próxima estrella de rock. Veo que hablan entre ellos como si fueran los mejores amigos; nadie pensaría que están allí observando, listos para ofrecer la mejor propuesta al nuevo artista y llevárselo a su disquera.
Elton John, con sus veintitrés años de edad, barba corta y tupida y las palabras “Rock’n’Roll” inscritas en su camiseta, sube al escenario donde hay un enorme piano de cola iluminado por una intensa luz blanca, se sienta y empieza a interpretar “Young Star”.
     Ana Milena- Sí que es suave esta canción, muy diferente a lo que hemos oído hasta ahora, le dije a Weston, que estaba a mi lado.
Doug- Lo sé. El público parece consternado, ¿Qué será que susurran?
AM- Seguramente hablan de su falta de actitud; además no domina el escenario. ¿Será que no va a dar la talla?
Doug- Acepté traerlo a cantar cuando supe de su editor musical. Dick James representa a grandes como John Lennon y Paul McCartney, así que algo bueno debe tener este chico. Es cuestión de esperar a que se sienta cómodo y nos lo demuestre.
Y no se equivocó. El concierto fue avanzando y Elton John demostraba cada vez más confianza. Sorprendió a todos cantando “Burn Down the Mission”, cuando inesperadamente se levantó, pateó la banqueta del piano y cayó de rodillas sobre el piso de madera del escenario.
Doug- “Mira la furia con que golpea el teclado, ¡como los grandes del Rock’n’Roll! ¿Viste?, te lo dije, ¡él va a ser grande!”, gritó Weston eufórico.
AM- Sí, eso parece. Me recuerda a Jerry Lee Lewis, ¡es tan enérgico!
Una vez finalizada su semana de presentaciones en el Troubadour, acompañé a Elton y a su amigo y compositor Bernie Taupin a una prueba de sonido. Estábamos en un pequeño estudio, con las paredes cubiertas de espuma y lleno de cables, micrófonos y mezcladores de sonido. A duras penas cabíamos allí Elton, Bernie, el baterista, el bajista, otras dos personas que nunca descifré su función y yo. Allí le pregunté por sus artistas favoritos, a lo que respondió con gran decisión:
Elton- ¡Me encantan los Beatles! También admiro a Dylan y a todos los de Motown.
Motown Record Corporation, fundada por Berry Gordy, Jr., es una discográfica estadounidense dedicada especialmente a la música negra y ha tenido gran influencia en la integración racial de la música popular y en la difusión del Soul.
Entre número y número, mientras Elton se limpiaba el sudor y tomaba un poco de agua, aproveché para seguir conversando:
AM- Tocas el piano como si hubieras nacido atado a él…  
Elton- Casi fue así [entre risas]. Más que un instrumento, el piano es una extensión de mi cuerpo. Desde que tengo memoria comparto con mi padre la pasión por la música. Supongo que es algo que se lleva en la sangre. 
AM- ¿Así que fue tu padre quien te enseñó a tocar?
Elton-  A él le gustaba pero no sabía hacerlo, así que hizo hasta lo imposible para conseguirme una beca en una academia. A los once años entré a  la Royal Academy of Music en Londres, donde fui educado hasta los diecisiete, cuando abandoné la escuela para dedicarme al Rock.
AM- Estás apenas empezando y ya muchos predicen grandes éxitos en tu carrera musical…  
Elton- Esperemos que así sea, porque para mí no existe nada más que esto. La música es mi vida. ¡Yo soy música!, gritó enérgico, levantando los brazos como si acabara de ganar una carrera, mientras se alejaba.
Se acercó a sus músicos y dio algunas instrucciones al bajista. Éste, solo asintiendo con la cabeza a cada palabra de Elton, empezó a afinar su instrumento. Elton regresó a la esquina donde me había dejado.
Elton- Disculpa hermano, pero debo ocuparme de todo. La presentación de esta noche, como todas, debe ser perfecta, debe ser la mejor.

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